martes, 25 de febrero de 2014

Gestión discrecional de carteras de fondos de inversión frente a fondos de fondos perfilados. Dos alternativas distintas al alcance de cualquier inversor.

El ahorrador, inversor particular, puede elegir entre comprar un fondo de fondos perfilado, es decir, un fondo que invierte en otros fondos de inversión o contratar el servicio de gestión discrecional de carteras en fondos de inversión. 

Es frecuente, que los servicios de banca personal de los bancos den acceso a la compra de fondos de fondos perfilados, de la propia entidad, a patrimonios inferiores a 500 mil Euros, siendo la gestión discrecional de carteras más exclusiva y accediéndose a ella, normalmente, a través de los servicios de banca privada.  Sin embargo,  si el inversor investiga en el mercado puede encontrar sociedades especializadas en banca privada y gestión de carteras. Como es el caso de PBI Gestión AV, que deposita en una entidad bancaria y trabaja con todas las garantías. PBI Gestión ofrece el servicio de gestión discrecional de carteras, para patrimonios pequeños, desde 20 mil euros.

La diferencia está entre comprar un traje de confección o encargarse un traje a medida. En el primer caso se trata de encontrar, asesorado o no, un fondo de inversión que se adapte a nuestras necesidades del momento en cuanto a su composición, su estilo de gestión y perfil de riesgo.  En el segundo caso se trata, en primer lugar, de que un profesional, especializado en el asesoramiento patrimonial, analice nuestra situación laboral, patrimonial, familiar, objetivos de inversión, horizonte temporal, y nos ayude a diseñar la estrategia de inversión que mejor se adapte a nuestras necesidades.  Y, en segundo lugar, que un equipo de profesionales se ocupen de la gestión, a lo largo del tiempo, de la cartera de inversión  adaptándola a las  circunstancias cambiantes tanto de los mercados, como particulares del propio inversor.

La relación con el gestor es, por tanto, muy cercana en el caso de la gestión discrecional de carteras.  El gestor nos ayuda a perfilar nuestra estrategia de inversión en cada momento y a lo largo del ciclo vital y, además, se ocupa de la gestión de las inversiones.  En el caso de la compra de uno o varios fondos de fondos la iniciativa, en cuanto al cambio de perfil, adaptación al ciclo vital, es responsabilidad exclusiva del inversor.

En cuanto al grado de diversificación, no tendría por qué haber diferencias entre uno y otro caso.  La ventaja para la gestión discrecional estaría en la independencia y la utilización de una arquitectura abierta.  No solamente  la cartera estaría diversificada en un amplio abanico de activos de renta fija, variable, inmobiliarios, materias primas, etc., sino que, además, cada uno de esos activos estaría gestionado por los mejores gestores.   Por tanto, aun en el caso de patrimonios muy pequeños, se puede acceder a una amplísima diversificación, multiactivos y multigestores, sin por ello penalizar los costes. 

En cuanto a los costes soportados, en el caso de la gestión discrecional, hay una comisión explícita de gestión que se cobra al inversor, normalmente del 1%, pero con la ventaja que la cartera se confecciona con las clases de los fondos para banca privada, que soportan comisiones de gestión menores que las clases minoristas, a las que se tiene acceso en el caso de la compra  a través de banca personal de un fondo de inversión. Otra ventaja para la gestión discrecional de carteras es la posibilidad de negociar las comisiones y honorarios de gestión en función del patrimonio a gestionar, mientras que en el caso de los fondos perfilados las condiciones están prefijadas.

En cuanto al tratamiento fiscal, en ambos casos, el inversor puede beneficiarse del diferimiento fiscal mediante el traspaso entre fondos de inversión.  Sin embargo, en el caso de la gestión discrecional de carteras, el gestor, ante necesidades puntuales de liquidez del inversor, puede vender aquellas partidas fiscales con menor impacto, menores plusvalías o incluso minusvalías, y esto puede llegar a ser una gran ventaja tanto en el contexto del ciclo vital del inversor, como en un contexto inter generacional.


Por tanto, aun en el caso de patrimonios muy pequeños, se puede acceder a una amplísima diversificación, multiactivos y multigestores, sin por ello penalizar los costes.  El servicio de gestión discrecional de carteras no tiene porqué ser un servicio exclusivo para grandes patrimonios y puede estar al alcance de cualquier inversor.

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