martes, 8 de febrero de 2011

Un vistazo a Enero

Los diversos indicadores, publicados en enero, afianzaban los síntomas de recuperación de la economía americana que crecía un 3,2% en el cuarto trimestre. Además, el Fondo Monetario Internacional elevaba sus previsiones de crecimiento para la economía global al 4.4% en 2011. Por otra parte, los resultados de las empresas están siendo muy sólidos y, todo ello, contribuye a aumentar la confianza de los inversores. El contrapunto lo ponían los datos de crecimiento negativo en el Reino Unido.

En la reunión del BCE de enero Trichet admitía que la economía europea está mejorando pero, ponía de manifiesto, que las presiones inflacionistas han surgido más rápido de lo esperado y, las recientes alzas del petróleo y las materias primas, hacen temer por la reacción del BCE en su próxima reunión del jueves 3 de febrero.

La preocupación de los mercados se centra en la inflación y en un eventual repunte de tipos de interés. El alza del precio del petróleo podría trasladarse a la cadena de precios. Aun a pesar de que las economías todavía operan al ralentí, el paro es elevado y hay excedentes importantes de capacidad instalada.

El riesgo soberano de los países periféricos europeos agobiaba también a los mercados. Solamente el compromiso de China de seguir comprando deuda del Estado de España y otros países aliviaba el temor de los mercados. Japón se unía, a los pocos días, a los planteamientos chinos y el dinero acudía, con fuerza, tanto a la Bolsa como a las subastas de deuda pública en España y Portugal calmando los ánimos. El Ibex 35 cerraba el mes con una subida del 9,6% y la Bolsa de Milán con una subida del 9,2%. Los bonos griegos ganaban un 3,2% en el mes.

Los países emergentes sufrían los efectos del sobrecalentamiento de sus economías. Problemas de inflación que están llevando al endurecimiento de las políticas monetarias en India, en Tailandia, en Corea, en Indonesia y en otros países como China.
El clima revolucionario en los países árabes supone, por un lado, motivo de esperanza pero, por otro, representa una fuente de inestabilidad para los mercados y para la economía mundial.

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