jueves, 27 de marzo de 2014

Estrategias de gestión de una cartera de inversión

La Gestión de Carteras es un servicio personalizado de diseño, ejecución y seguimiento, a lo largo del tiempo, de las inversiones financieras de un inversor. En este sentido el proceso  de gestión de carteras pasa por diferentes etapas:

Etapas de gestión de carteras


Evaluación del cliente. Se evalúa, en primer lugar, la situación laboral y patrimonial del cliente, las necesidades de fondos de cara al futuro y qué nivel de riesgo quiere asumir. Todos los clientes quieren maximizar su patrimonio, pero no todos quieren asumir el mismo nivel de riesgo.
Determinación de los objetivos buscados por la inversión. Estos objetivos se refieren a: la rentabilidad, el riesgo, la fiscalidad y la liquidez. Se cuantifican de manera numérica, no de manera general.
Diseño de la estrategia de inversión. Se establece una estrategia de asignación de activos, renta fija y variable, con un plan de actuación correspondiente.
Gestión en el tiempo de la distribución de los activos de la inversión dependiendo de las circunstancias del inversor y de la situación de los mercados y economías.
Selección de Valores. Se concreta la selección de valores.
Evaluación de resultados. Se evalúan los resultados obtenidos periódicamente  y se hacen distintas preguntas: ¿Se han cumplido los objetivos? ¿Se han cometido errores? ¿Cómo se pueden corregir y cómo se puede mejorar?

Estilos de gestión de carteras: la gestión activa y la gestión pasiva


Gestión activa: Estilo de gestión de carteras que persigue un rendimiento mayor al de los índices de referencia o niveles inferiores de riesgo, con una selección cuidada de los activos. Algunos gestores que utilizan este estilo se anticipan  a los movimientos del mercado.

Gestión pasiva: Estilo de Gestión de Carteras que utiliza medidas de indexación para lograr una rentabilidad que se iguale a la rentabilidad del índice de referencia. No utiliza técnicas  de análisis.

Estrategia de gestión
Ejemplo de gestión pasiva: compra de Fondos indexados que intentan replicar el índice de referencia, a veces con un número de títulos inferior al que realmente lo constituyen.

Podemos hacernos ahora la pregunta de cuál de esos dos estilos es mejor, y por qué, y la respuesta no será algo concreto, ya que este es un tema muy discutido en el mundo de las inversiones.

Los partidarios de la gestión pasiva parten de la hipótesis que los mercados son perfectos, en el sentido de que incorporan toda la información disponible, y que por tanto no es posible batir a los índices en el largo plazo. Por ello hay que utilizar el vehículo más barato: los fondos indiciados.

Los partidarios de la gestión activa parten de la hipótesis que los mercados no son perfectos.  Que los mercados pueden meterse en tendencias que son susceptibles de ser explotadas. Que el comportamiento del mercado se ve afectado por la fase del ciclo económico y, que, por tanto, una gestión activa puede explotar las ineficiencias y anticiparse al comportamiento del mercado.


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