En EEUU los debates presupuestarios van a tomar el relevo a la política monetaria tras las elecciones del 2 de noviembre, temas como: la rémora sobre el crecimiento en 2011 de la terminación de las medidas de estímulo adoptadas al inicio de la crisis; el vencimiento a final de año- la prorroga o no- de las rebajas fiscales en el impuesto sobre la renta y sociedades aprobadas por la administración Bush en 2001 y 2003; la rebaja del déficit público y los presupuestos de 2011.
En Europa se configuran dos velocidades distintas: el norte- Alemania, Holanda y Suecia- presenta tasas de crecimiento más elevadas y, en especial, Alemania donde la reducción del desempleo, el aumento de salarios y el crecimiento del crédito pueden impulsar su economía. En el sur de Europa dominan las medidas de consolidación fiscal - que parecen inspiran más confianza y están contribuyendo a una reducción de diferenciales - no sin episodios de dudas, frente a la deuda alemana.
Las políticas expansivas de los países desarrollados y las contractivas de los emergentes benefician la apreciación de las divisas de estos últimos. Las entradas de capitales en los países emergentes, hasta el momento, se están digiriendo bien, pero suponen un reto para las políticas monetarias domésticas y puede haber riesgo de burbujas en el medio plazo.
Persiste un alto grado de incertidumbre, en cuanto a la evolución de las economías desarrolladas, y el mercado todavía cotiza una recuperación modesta. Los escenarios posibles siguen siendo muy variados. Sin embargo, parecen superarse los temores a una recaída en recesión de la economía americana y parecen, también, alejarse nuevos episodios de tensión en la Eurozona por la deuda pública periférica.
Los mensajes de las compañías, con la presentación de resultados, están siendo en general positivos, pero el crecimiento todavía viene impulsado, casi exclusivamente, por la demanda procedente de países emergentes. Proliferan, por otra parte, todo tipo de operaciones de fusiones y adquisiciones. Las empresas continúan muy vigilantes con el control de costes y el impacto en resultados de la evolución de las divisas. La valoración de las acciones en el mercado sigue siendo muy atractiva.
Los riesgos para el mercado podrían tener origen en: la guerras de divisas y, posiblemente, en una excesiva devaluación del dólar; en sorpresas positivas en cuanto al crecimiento de EEUU y/o negativas en cuanto al crecimiento de países emergentes; a la ejecución del nuevo programa de compra de bonos por 600.000 millones de dólares con un aumento de la inestabilidad de la deuda pública periférica en la Eurozona.
La deuda pública en los países del G3- EEUU, Alemania y Japón- ha alcanzado unos niveles difíciles de superar y, por ello, hay un alto riesgo de corrección si la situación económica mejora o aumenta la inflación. Vemos, no obstante, valor en algunos segmentos de los bonos corporativos y en la deuda de países emergente.
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