Hemos cerrado el mes de enero cargado de inquietud y sobresaltos. En primer lugar, la recalentada economía de China ha echado el freno al crédito bancario tratando de esquivar la inflación y la burbuja inmobiliaria en las grandes ciudades industriales. Otro tema, el enfado del Presidente Obama con los bancos que, a su juicio, han vuelto a las andadas y no han aprendido las lecciones de la crisis. Obama ha desafiado a los bancos y propone una reforma financiera para limitar su tamaño, separar la banca de inversión de la banca comercial y prohibir a esta última especular en los mercados por cuenta propia. Por último, pero que nos toca más de cerca, han sido las irregularidades contables de Grecia, su excesivo déficit y endeudamiento público y la rebaja de su calificación crediticia que hundían su mercado de deuda pública y contagiaba a otros mercados de la Zona Euro- Portugal, Irlanda, España, Italia- afectando seriamente a la cotización del euro frente al dólar.
Las bolsas se han resentido y sobre los mercados ha planeado la desconfianza en la recuperación económica ante la forzada retirada de estímulos monetarios y fiscales. Las víctimas de la desconfianza han sido las Bolsas: la deuda pública de los países más débiles de la Zona Euro - los bonos griegos pierden un 5,07%, los bonos portugueses un 1,81% y los bonos españoles un 0,38%- el petróleo, las materias primas han perdido un 6,28%, los metales preciosos y la cotización del euro han caido a 1,386 dólares. Han salido beneficiados la deuda pública de los países más fuertes-Alemania y EE.UU- y las monedas refugio: dólar y yen.
El Ibex ha presentado uno de los peores resultados, se deja un 8,31% en el mes de enero, el Euro Stoxx se ha dejado un 6,34%, el S&P ha retrocedido un 3,46% y un 3,30% el Nikkei. Sin embargo, los bonos corporativos a nivel global han ganado un 1,64% en el mes, la deuda pública mundial un 3,35%, la alemana un 1,38%, el dólar un 3,2% y el yen un 6,10%.
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