En la gestión de carteras la asignación de activos es, sin duda, lo más importante para el logro de los objetivos que nos hayamos propuesto. Se trata de ganar más estando invertido en aquellas clases de activos, mercados o monedas más interesantes.
Es un proceso de toma de decisiones, que partiendo de lo general alcanza lo concreto. Parte del análisis macroeconómico y de evolución de los mercados y de ahí surgen las "ideas de inversión" que se reflejaran en un ajuste de la cartera.
Se trata de un proceso gradual. En esta fase decidimos, por ejemplo, dar más o menos peso a la renta variable, y dentro de esta más Europa o menos a Asia, o más telecos y menos bancos o más grandes compañias y menos pymes. O también, invertir más o menos en renta fija y dentro de esta, más en deuda pública y menos en emisiones de empresa, o aumentar la liquidez.
Cuando tengamos fijado el reparto táctico por clases de activos, pasariamos a la siguiente fase que es la de seleccionar los valores concretos.
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